Antes de irnos al Upper East Side creo que merece la pena que conozcáis una juguetería maravillosa, FAO, entrar allí es convertirse de nuevo en un chiquillo. Sí, allí es donde está el famoso piano que tocaba con los pies Tom Hanks en "Big", y también esa máquina a la que le pedía el deseo de hacerse mayor.
Ya sí, ya nos vamos al Upper East Side, donde podéis encontraros con La Milla de los Museos, entre ellos nos encontramos con el Guggenheim, uno de los más conocidos.
Y claro, el Metropolitan, grande no, enorme no, mastodóntico, y es que a estos americanos les gusta todo a lo grandeeeeee.
Damos un salto ahora para colocarnos al otro lado de Central Park, en el Upper West Side. Nosotros comenzamos el recorrido por el edificio Dakota, ese edificio tan lujoso donde vivía John Lennon y en cuya puerta fue asesinado, y también donde se rodó "La semilla del diablo". Hicimos una pequeña incursión en Central Park para echarle un ojo al famoso Imagine (Strawberry Fields) creado en memoria de John Lennon, y de verdad que como aparece en cualquier documental había alguien con su guitarrita cantando la canción.
Seguimos con el Lincoln Center, un lugar donde se concentran danza, música y teatro. Lo que os digo, alaaaaa, a lo bestia.
Y así nos fuimos acercando a Columbus Circle, en una esquinita de Central park rodeada de rascacielos.
Estando allí no podíamos dejar de visitar William Sonoma, sobre todo porque todo el mundo habla maravillas sobre ella.
Me gustó muchísimo más ésta otra que está muy crequita, Sur La Table, y aunque más pequeñita me pareció que tenía mucho mucho encanto, y los precios bastante mejores, de aquí sí que me llevé algún caprichito. Fijaos si me gustó, que olvidé hacer fotos dentro, así que conformaos con la que alcancé a hacer a la salida.
Nos pareció una buena idea después de tanto caminar terminar el día subiendo al Top of the Rock, y allá que fuimos al Rockefeller Center.
Antes de subir nos dimos una vueltecita para ver el famoso lugar donde ponen el enorme árbol de Navidad y la pista de patinaje.
Como en verano no está nada de eso y estábamos agotados decidimos darnos un consuelo con estos margaritas en la terraza que tienen puesta en su lugar, no me digáis que no tienen buena pinta, el de fresa era el mío, y debo deciros que estaba de muerte.
Y después del merecido descansito a subir para ver Manhattan de nuevo desde las alturas, qué chula es la ciudad de noche.
Pues yo creo que hoy os he dado una buena ración de Nueva York, aunque aún queda alguna cosilla que otra por ahí, además de una pequeña sorpresita que os tengo preparada. Nos vemos en la próxima entrada. Besotes.
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