En principio sólo pensaba hacer a los pingüinos y el pobre estaba conforme, pero me había pedido al Rey Julian, este lémur tiene loco a todos los niños. Hace poco estuvimos en ele Selwoo Aventura y todos los críos estaban allí embobados mirando a los lémures, y cuando salió a escena uno con la cola anillada todos los peques gritaron: ¡¡¡ El Rey Julian!!!
Pero estaba esperando a ver cómo me salían los pingüinos y cuánto tiempo me iban a llevar, porque iba bastante ajustadilla debido a esas galletas que se rompían como figuritas de porcelana. El caso es que aunque no fue fácil terminé los pingüinos y decidí intentarlo, chicas qué difícil es modelar a estos lémures!!!, cuanto detallito, encima el Rey Julian en cuestión tiene unas extremidades super-canijas, además de la corona y la cara la mar de complicada, así que esto fue lo que salió.
Las que tengáis peques entenderéis mejor la tarta, el pequeñajo, Mort se deleita tocándole los pies al Rey, y éste odia que se los toquen. Así que esa es la historia que cuenta mi tarta, el pobre Mort le quiere tocar los pies al Rey que lo mira espantado y Skipper, Kowalski, Rico y Private (los pingüinos) salen al rescate mientras Maurice (el tercer lémur) observa la escena en el hábitat de los pingüinos en el zoo.
Este año Rafa quería celebrar el cumple en casa, la verdad es que no era la primera vez y pensé que bueno, que si era lo que él deseaba pues era lo mejor, además como son ya una mijita mayorcitos pues empiezan a aburrirse de los dichosos parques de bolas.
Me armé de valor y monté todo el jaleo en casa, como la tarta iba sobre los pingüinos pues decidí montar la fiesta centrándonos en ellos, y éste fue el resultado.
Absolutamente todo giró en torno a ellos, como no encontré ningún kit de los pingüinos, decidí fabricarlo yo misma, así que después de una visita al Carrefour para comprar el menaje, tiré de impresora y ala, todo conjuntado.
Fue un placer ver las caras de los invitados cuando entraban en la terraza y veían la mesa decorada con la merienda y la tarta. Pero no os voy a engañar, lo mejor fue ver la cara de mi niño cuando terminó de verlo todo montado, se quedó todo quieto delante y muy serio se me enganchó en un abrazo enorme dándome las gracias.
Sinceramente, me tocó trabajármelo bien, imprimiendo los dibujitos, recortando y pegando. Como podéis ver hasta los huesitos eran de los pingüinos, no me digáis que el color de la envoltura no le venía que ni pintado.
Os preguntaréis por qué monté todo esto en la terraza, pues os lo voy a explicar. Tenía que buscar alguna actividad para los peques, así que me decidí por lo que mejor se me da, o al menos, lo que más me gusta, decorar dulces.
Así que organicé un mini-taller en la mesa del salón, preparé 3 magdalenas y 3 galletas para cada niño, preparé mangas con buttercream, glasa preparada del Dr. Oetker, en los bols azules puse un icing líquido y en los blancos sprinkles, y ala, a utilizar sus manos y su imaginación.
Cuando utilicé yo la manga pastelera todos se quedaron boqui-abiertos y en seguida las agarraron ellos para decorar su magdalenas.
Os pongo un par de fotos con sus obras de arte, tenías que ver lo contentos que cogieron sus tuppers para enseñarles a sus madres sus obras de arte cuando vinieron a recogerlos. Y os podéis imaginar a las madres, encantadas con sus pequeños artistas.
Después de decorar sus magdalenas los pusimos a jugar un poco a la Play, hay que ver como cuando se enciende uno de estos cacharros parace que no hay niños, se quedan ahí todos embobados delante de la pantallita. Nosotros somos muy estrictos con la maquinita y sólo se puede disfrutar de ella los findes, siempre y cuando la tarea esté terminada y días epeciales como éste.
Después merendaron, y ya los dejamos un poco a su aire, unos prefirieron jugar otro rato con la consola, otros se pusieron a jugar en el dormitorio de mi hijo,.., total, un poco a su bola hasta la hora de la tarta.
Y llegó el momento de soplar las velitas y cortar la tarta, que por cierto, tuvo bastante éxito. El bizcocho fue el mismo del brazo gitano, esta vez emborrachadito con almíbar y el relleno sus fresas con nata, tal y como Rafa quería.
El brillito para que se pareciera más al hielo lo conseguí gtacias a un spray lustre perlado, y el agua con un piping-gel casero que hice a ojo con un sobre de gelatina, un chorrito de agua y un chorro importante de glucosa que después coloreé de azul.
Bueno niñas, pues esto es todo, no ha habido tutorial, pero entenderéis que ya tenía bastante trabajo que preparar. Espero que las ideas os sirvan para vuestros propios acontecimientos familiares. Un besote para todas y gracias por estar siempre ahí..