No es que escogiera el día perfecto, porque ayer el terral azotaba Málaga, y no sólo preparé estos cupcakes, sino que también hice unas pizzas a petición de mi niño, hacía tiempo que no las realizaba y le encantan cómo me salen, es que son su plato favorito como él mismo dice.
Ufff, ya no me queda nada para volver al trabajo, después del finde me reincorporo, y la verdad es que ganas no tengo ningunas, pero como el Euromillones no me ha dado cuartel, pues no queda más remedio. Aunque en estos tiempos que nos acompañan se podría decir que sí que me ha tocado, al menos de momento (crucemos los dedos que la cosa está mu mala).
Los peques también están en puertas, y aunque con mucho esfuerzo por mi parte, he conseguido que hagan tarea a diario. Con Rafa ya resulta más sencillo, en este último mes lo encuentro más mayor, más hombrecito. Con Cisco aún me cuesta la misma vida que cumpla con sus obligaciones diarias, pero ahí vamos, y las tablas de multiplicar van marchando, él es más gamberrote, aunque debo reconocer que tiene un corazón de oro, y que me cuesta no esbozar una sonrisa cuando lo estoy regañando por alguna de sus trastadas.
El verano se me ha hecho muy corto, tanto que pienso en los tiempos en los que era pequeña y los veranos parecían eternos. También pienso en la suerte que en parte tenía mi madre, digo en parte porque a ella le hubiera encantado trabajar fuera de casa, aunque como yo siempre le contesto: "No sabes lo que dices". Imagino que es porque uno siempre desea lo que no puede tener.
Para ella tener un lugar de trabajo debía suponer el salir de la rutina, y claro, poseer su independencia económica. Sin saber que la liberación no tiene nada que ver con cumplir con tu horario laboral, para después retomar las obligaciones diarias en casa. Ahora lo llevo algo mejor, pero cuando los peques eran muy peques más de una vez me fui para el hospi con dos lagrimones que intentaba contener, porque debía dejarlos enfermos o muy temprano y con mucho frío. Pero eso mamá no lo logra comprender, le ve la parte "bonita" a lo de trabajar en la calle, el tener un sueldo, compañeros,..., otra vida.
Otra vida que en ocasiones se hace pesada, los compañeros a veces no son tan compañeros, los jefes no siempre responden como una espera, el público al que atiendes tiene tendencia a ser desconsiderado y poco agradecido, y después..., después toca llegar a casa y ponerte al día con el trabajo atrasado, ofrecer tu mejor cara a tu marido y a tus hijos y acostarte reventada (eso el día que duermo en casa).
Por eso también me pareció perfecto el preparar estos cupcakes, hacía tanto que no los confeccionaba que también supusieron hacer un paréntesis (Kit-Kat) entre mis labores, y disfruté elaborándolos de lo lindo, a pesar del calorazo. Cogí una receta de la Humingbird y la transformé a mi manera para adaptarla a estas barritas que nos chiflan en casa. No, no penséis que los de Kit-Kat me han pagado por hacerles publicidad ni me han regalado un lote de productos, simplemente nos gustan, por eso los he preparado.
Ingredientes:
* 200 gr. de harina.
* 200 gr. de caster sugar (ya sabéis, ese azúcar ultrafino que tanto me gusta pero que ya sabéis que podéis sustituir por azúcar granulada normal y corriente).
* Una cucharadita de polvo de hornear.
* 1/4 cucharadita de sal,
* 40 gr. de cacao soluble (sí, tipo Cola-Cao, pero en mi caso, marca blanca).
* 80 gr. de mantequilla, a Tª ambiente.
* 2 huevos.
* 250 ml. de leche entera.
* 120 gr. de barritas de Kit-Kat, trituradas en algún procesador de alimentos.
Preparación:
- Precalentamos el horno a 190ºC.
- En el vaso de la batidora combinaremos la harina, la sal, el polvo de hornear y el cacao (tamizados), junto con el azúcar y la mantequilla.
- Batimos a velocidad media, hasta que la mezcla obtenga una textura arenosa.
- En otro bol combinamos la leche y los huevos ligeramente batidos, y los agregamos poco a poco a la mezcla de harina sin dejar de batir (velocidad media), hasta que quede todo bien integrado.
- Incorporamos los Kit-Kat triturados y mezclamos a mano con nuestra espátula.
- Repartimos la masa en nuestras capsulitas ya colocadas en el molde y horneamos durante unos 25-30 minutos.
En este caso el frosting no es más que nata vegetal montada combinada con un cacao soluble que encontré, de origen belga, que le ha dado un sabor delicioso. Para decorar unos sprinkles, y estos trocitos de Kit-Kat.
La receta ha resultado genial y los cupcakes están requetebuenos. Y eso es todo, que tengáis un dulce fin de semana. Besotes.