Hoy os traigo una receta que ya es bastante conocida y que tenía ahí pendiente desde hacía mucho, el cuarto mallorquín. Es muy similar a los chiffon cakes americanos que tanto me gusta preparar, pero con una diferencia que aún lo hace más especial y es que es apto para todas esas personas intolerantes al gluten ya que no usa harina de trigo, sino fécula de patata.
Siempre me han pedido recetas de este tipo y he ido echando vistazos pero cuando supe que a una amiga se lo habían diagnosticado no hacía mucho y teníamos en vista quedar para vernos la busqué con más ahínco. Y aunque por una cosa u otro no hemos podido quedar no me resistía a hacerla por fin.
Ha gustado mucho a mi alrededor y es que siempre conocemos a alguien a quien le ocurre esto. Mi compañera y tocaya se fue encantada cuando pudo probar un trocito antes de salir del hospi, otra compi me pedía la receta para su hija y no me puedo olvidar de una de las doctoras que seguro que cuando vea esta receta se la apunta para su hijo.
Ingredientes:
* 8 claras de huevo.
* 8 yemas de huevo.
* 165 gr. de fécula de patata.
* 235 gr. de azúcar glas.
* Azúcar glas para espolvorear.
Preparación:
- Pre-calentamos el horno a 180ºC y engrasamos una fuente.
- Batimos las claras con las varillas y cuando estén muy espumosas vamos añadiendo poco a poco el azúcar glas tamizada. A velocidad media-alta hasta que nos quede un merengue con picos firmes. Reservamos.
- Es el turno de las yemas, que batimos también con las varillas.
- Ahora con una lengua y con movimientos envolventes incorporamos las claras a las yemas.
- Y después hacemos lo mismo con la fécula de patata (tamizada también). hasta que quede todo bien integrado.
- Vertemos la masa en la fuente y horneamos durante unos 40-50 minutos o hasta que cuando insertemos un palillo este salga limpio.
- Esta es la parte que más gracia me hizo de la receta y es que hay que "asustarlo" según la tradición para que no se baje. Consiste en dejarlo caer desde una altura de unos dos palmos bien al suelo o a la encimera de la cocina. Creo que no hubiera pasado nada si no lo hubiera hecho pero no quise saltarme ese paso.
- Finalmente espolvoreamos con azúcar glas y ya está.
A mí es que comparar lo de volcar el bizcocho y dejarlo enfriar así para que no baje con lo del "susto" me pareció graciosísimo, porque en un caso es como tratarlo con extrema delicadeza y en el otro precisamente todo lo contrario. El efecto, el mismo, el bizcocho no baja y está la mar de bueno. Preparadlo y ya me decís. Muchos besotes y hasta la próxima receta.
¡Que pinta! Tiene que ser súper esponjoso! Me guardo la receta :)
ResponderEliminarUn saludo!!
Patricia.