domingo, 21 de abril de 2013

Unas galletas para alegrar una Comunión.

  Pues como aseguré en la entrada anterior aquí estoy con una nueva entrega, en esta ocasión unas galletas para una comunión, y esta vez el chico iba de marinero, hoy precisamente debe estar teniendo lugar el gran evento.

  Esta vez me las pidió una mamá del cole para un sobrino suyo, y siempre me como el coco y me preocupo demasiado con estas cosas, pero es que me puede, quiero que quede perfecto, que no falte ni un detalle y que el homenajeado quede contento.


  Por regla general, a quienes nos gusta este tipo de repostería nos encanta que la persona o personas a quienes va dedicado no puedan evitar mostrar una sonrisa enorme cuando lo reciben. Es como si formara parte del trabajo.


  Si os fijáis en estos programas donde prepararan unas tartas espectaculares y preciosas, si tienen ocasión siempre nos muestran cómo reaccionan cuándo las ven los protagonistas. Yo creo que es el final perfecto para una historia que comienza con la planificación del diseño.


  Es gratificante cómo una idea que se forma en la cabeza con un futuro incierto, termina convirtiéndose en una realidad que es capaz de alegrarle el día a cualquier persona. Da igual que se trate de una tarta, de un cupcake o de una galleta, el resultado siempre es el mismo.


  Y si se trata de una niño..., pues entonces es aún mejor, son los menos exigentes y los más agradecidos del mundo.

  Yo alucino cuando es el cumple de alguno de mis hijos, porque la reacción de sus compañeros es digna de ver. En cuanto me ven en la puerta del cole, la mayoría viene corriendo a darme las gracias y decirme que están riquísimas.



  No me importa que últimamente las entradas del blog en las que os muestro repostería creativa tengan menos éxito entre vosotras, no sé cuál es el motivo, pero si soy sincera, a mí este tipo de retos me pone las pilas, así que continuaré preparando este tipo de cosas a pesar de todo.


  La receta en este caso es la receta sin huevo, me parece ideal, porque aunque que se estropeen las galletas es bastante difícil, el que no lleven huevo me deja más tranquila. Y así me dispuse a hornear 30 galletas para los peques que acudan a esa comunión, siempre añado alguna más, por la opción de que alguna se pueda romper, porque aunque el fin sea comerla, siempre gusta verlas enteras.

  En unos días os enseñaré otras que he preparado para el cumple de mi chiquitín, a él le ha encantado el resultado final y está deseando que llegue el viernes para llevarlas al cole.


  Este año no habrá tarta porque el sitio donde la celebra no dejan llevarla, pero no importa, habrá otra sorpresita, ya veréis. Besotes.

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