Red Velvet Cupcakes.

  Ya os dije hace algunos meses que tenía que probar esta receta del libro de Humingbird, y precisamente en estas fechas me encanta hacer esta receta, me parece que su color es muy propio para estas fiestas. Y de sabor no os voy a contar nada, las que ya las habéis probado lo sabéis y quienes no las habéis probado no sé a qué estáis esperando.

  Ésta es la presentación de la última tanda que preparé para los profes, la verdad es que me he inflado de hornear los días previos a la Noche Buena, así estaba, arrastrando esta lumbalgia desde el día de Navidad,  me he pasado unos días de reposo y con la bolsita de agua caliente.

  Tan sólo he dejé el reposo para llevar a los chiquis al cine, y no porque hubiera dejado de dolerme, sino porque me daba pena no llevarlos después de habérselo prometido, así que aguanté el tirón como pude, y mira que tenía monazo de hornear pero no me encontraba con fuerzas.

  Aunque claro, no aguanté mucho y aún con el dolorcillo me arrimé al horno,  para hacer las cupcakes de cava. Y es que me tira mucho, no lo puedo remediar. Me encanta el olorcito que desprende por toda la casa y esa intriga y expectación por probar los resultados.

  Como os cuento, ésta fue la última elección de sabor para el regalo de los profes. Ya las había preparado antes, pero como a Paco le encantó la que probó en Londres en esta famosa Bakery pues pensé que era buen momento para probar su receta y no nos decepcionó nada de nada.

  Espero que a los profes les hayan gustado tanto como a nosotros, de toda la hornada quedaron 4 en casa y cayeron en un plis-plas, y es que no sólo nos gustaron a nosotros, los niños estaban esperando que hiciera las Red Velvet como agua de mayo, "las magdalenas de sangre", como dicen ellos, ya que la primera vez que las preparé fue un Hallowen, y desde entonces se quedaron prendados con ellas.

  Lo que me costó un poco esta vez fue escoger la decoración, porque no quería repetirme demasiado, por un lado veréis que hay algunas rojas, y es que sobró Swiss Meringue Buttercream y tal y como está la cosa aquí no se desperdicia nada, y encima con lo que me gusta este frosting.

 Para diferenciarlas un poco de las otras le puse estas perlitas blancas, salieron dos docenas, la Swiss dio para la mitad, así que a la otra mitad le tocó mi adorada nata vegetal, con un toque de esencia de algodón de azúcar, y para rematar pues un spray rojo, unas estrellitas plateadas y una decoración de chocolate.

    Ingredientes:

* 60 grs. de mantequilla, a Tª ambiente.
* 150 grs. de caster sugar (un azúcar ultrafina sin llegar a ser azúcar glass).
* Un huevo.
* 10 grs. de cacao en polvo.
* Colorante rojo.
* 1/2 cucharadita de extracto de vainilla.
* 120 cc. de buttermilk o suero de leche.
* 150 grs. de harina.
 * 1/4 cucharadita de sal.
* 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico.
* 1 y 1/2 cucharaditas de vinagre blanco.

  Preparación:

- Pre-calentamos el horno a 200 ºC.

- Ponemos la mantequilla y el azúcar en el vaso de la batidora, y batimos a velocidad media hasta que la mezcla esté suave y esponjosa.

- Ponemos la batidora a velocidad lenta y añadimos el huevo, mezclando de nuevo hasta que esté bien integrado.

- En otro bol, combinamos el cacao en polvo, el colorante rojo y el extracto de vainilla para formar una pasta gruesa.

- La agregamos a la mezcla cremosa y continuamos batiendo hasta que queden bien combinados todos los ingredientes.

- Ponemos la batidora en velocidad baja de nuevo y vertemos la mitad de la buttermilk. Batimos hasta que esté bien homogeneizado.

- Entonces agregamos la mitad de la harina (tamizada) y seguimos batiendo hasta que esté bien incorporada.

- Repetimos el proceso hasta que se agreguen toda la buttermilk y la harina.

- Subimos la velocidad hasta que la textura sea suave y esponjosa.

- Bajamos la velocidad y añadimos la sal, el bicarbonato sódico y el vinagre, subimos la velocidad y seguimos batiendo un par de minutos.

- Repartimos la masa en las cápsulas y horneamos durante 20-25 minutos.

  Espero que os decidáis a hacer esta receta porque verdaderamente merece la pena. Muchos besotes.